Foto: BBC Mundo |
Escrito por: Valeria Perasso - BBC Mundo
Grúas, operarios y grandes pilotes de metal son por estos días parte del paisaje de las playas de Tijuana y San Diego, el punto más occidental de la frontera entre México y Estados Unidos. Allí, el gobierno estadounidense está construyendo una prolongación del muro divisorio que se adentrará casi 100 metros en el océano Pacífico.
El llamado proyecto "Surf Fence" tiene por fin dificultar el acceso de la inmigración indocumentada desde el sur, una misión a la que la Oficina de Aduanas y Protección de la Frontera (CBP, en inglés) destina más de 20.000 oficiales patrulleros y costosa tecnología de vigilancia del terreno.
"La necesidad operativa es clara: al sur de la
frontera (en México) hay un área densamente poblada y, en el pasado,
muchas personas han encontrado un camino fácil desde las playas de
Tijuana a Imperial Beach (la playa estadounidense más cercana). Sin la
valla, el cruce ilegal a Estados Unidos sería insostenible y necesitamos
infraestructura física además de oficiales en la zona", señaló a BBC
Mundo Michael Hance, oficial de operaciones de la Patrulla Fronteriza.
En lugar de los listones de metal corroído que
hay actualmente, la CBP destinará US$4,3 millones a levantar una cerca
de 365 metros de extensión, de los cuales más de 90 estarán en el mar.
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