Como parte de
las actividades del proyecto Dos Orillas, el mes pasado se organizó una
entrevista con un grupo focal de migrantes peruanos y peruanas que viven en
Italia desde hace 5 hasta a 10 años. Ellos y ellas han podido opinar sobre diferentes
aspectos de su condición como migrantes en Italia así como sobre su relación
con la embajada peruana en Milán y sus familias en Perú.
Los asistentes han reiterado que casi
siempre “la
primera idea es migrar por un corto periodo de tiempo, trabajar para pagar las
deudas, las hipotecas y en dos o tres años regresar al Perú, pero luego todos
terminan quedándose en los países a donde se migró”; también han subrayado que la
migración se enfrenta con prejuicios y estereotipos
que dificultan el proceso de integración: “Cuando
uno viaja piensa que la cosa va a ser diferente, va a ser bueno y fácil, pero
no es así. Hay muchos estereotipos sobre los peruanos. Es necesario que la
integración sea también a nivel psicológico y de trabajo. Es tratar de sentirse
parte y sentirse igual a los otros. Es importante tener en cuenta este aspecto
psicológico, más aun cuando se diseñan las leyes para las personas migrantes”
En este panorama todavía más
difícil es el rol de la mujer que sigue siendo elemento de comunicación, puente
hacia su familia en Perú y sigue asumiendo las responsabilidades como proveedora económica y como madre transnacional: “La
mujer migrante es mucho más responsable en la migración porque siempre mantiene
el vínculo con la familia que queda en el país de origen. Los hombres por lo
general se desvinculan, forman una nueva familia y se olvidan de la familia de
origen”.
Con respecto
al tema del retorno la visión de los entrevistados es bastante uniforme, ellos
y ellas opinan que “el retorno debería considerar a aquellos peruanos y
peruanas que se encuentran en estado de indigencia en Italia” y que no se pueden omitir temas muy importantes como él de
la pensión y/o jubilación de aquellos peruanos y peruanas que “…lograron trabajar formalmente y aportaron
para las pensiones en Italia y que al regresar no saben si podrán cobrarlo o no”.
Sobre todo las mujeres
evidencian como en el caso particular de Italia para ellas “debe ser más difícil el retorno, porque mal o bien aquí en Italia han
conseguido un trabajo, han estudiado, tienen más libertades. Y al pensar en
regresar al Perú, que aún es tan machista, van a pensar que es un retroceso,
pues no las tienen en consideración, o ganaran menos...”
Finalmente los
entrevistados afirman que “Si las
condiciones económicas mejoran en Italia, ningún peruano va a pensar en
regresar, porque la calidad de vida, la seguridad, etc. es muy distinta al
Perú. ¿Quién va a querer regresar a un país inseguro?”.
Más allá de las opiniones
personales que no tienen valor estadístico pero ayudan a entender el punto de
vista de algunos compatriotas que viven establemente en el extranjero (y en
particular en Italia), queremos señalar sobre todo algunos patrones que se evidencian
en esta entrevista como el rol central de la mujer en la consolidación de las
familias transnacionales, la búsqueda de mejores condiciones de vida a través
de la migración, el temor de retroceder desde el punto de vista de los derechos
y de los servicios una vez que se regresa al Perú, lo cual ultimo puede demostrar
cierto desconocimiento de los avances que el Perú ha logrado en estos años así
como obliga a los consulados y embajadas peruanas en los países extranjeros a organizar
una labor de sensibilización e información dirigidas a los peruanos y peruanas y
a presentar a sus connacionales de manera más integral logros y beneficios del Perú
actual.
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